domingo, 16 de abril de 2017

IMPORTANCIA DE LAS VACUNAS PARA TU BEBE 

Las vacunas son medicamentos biológicos que aplicados a personas sanas provocan la generación de defensas (anticuerpos) que actúan protegiendo ante el contacto con los agentes infecciosos contra los que se vacuna, evitando la infección o la enfermedad. 

Las vacunas benefician tanto a las personas vacunadas como a las personas no vacunadas y susceptibles que viven en su entorno.


¿Qué son las vacunas? 

 La mayoría de las vacunas son medicamentos elaborados a partir de los agentes infecciosos, tratados e inactivados para eliminar su capacidad de producir enfermedad, manteniendo su capacidad de estimular la respuesta protectora del sistema inmunológico de la persona vacunada.

 ¿Cómo se aplican? 

Las vacunas se aplican a través de una inyección, y algunas veces por vía oral. En muchos casos son necesarias varias aplicaciones para conseguir que el efecto protector se mantenga durante años.

GRAFICOS SOBRE EDAD, VACUNA QUE LE CORRESPONDE Y ENFERMEDAD PREVENIBLE



sábado, 15 de abril de 2017

¿Las vacunas aumentan el déficit de atención o hiperactividad?





No hay pruebas de que las vacunas tengan algo que ver con la creciente incidencia del trastorno por déficit de atención (TDA, o ADD por sus siglas en inglés) o una condición relacionada, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH, o ADHD por sus siglas en inglés). Estos dos trastornos se han diagnosticado con más frecuencia en las dos últimas décadas. (El TDA es una discapacidad del aprendizaje que inhibe la capacidad de un niño de concentrarse y prestar atención, mientras que el TDAH incorpora la característica de la hiperactividad, lo que dificulta que el niño permanezca sentado y quieto.)

Se considera que en los Estados Unidos aproximadamente el 5 por ciento de los niños padecen uno de estos trastornos. No se sabe por qué están en aumento ni cuál es su causa, pero los especialistas sospechan que al menos en parte la responsabilidad recae en la genética. Muchos investigadores piensan que al menos entre el 30 y 40 por ciento de los niños a quienes se les diagnostica TDAH tienen un familiar con el mismo trastorno.

Ha sido objeto de discusión entre los expertos si el timerosal, el conservante a base de mercurio que se utilizó en algunas vacunas antes de 2001, contribuyó al aumento del índice de TDA y del TDAH. No obstante, los especialistas han estudiado esta posibilidad y no han encontrado evidencia de que exista una relación. Tres estudios — dos llevados a cabo en el Reino Unido y uno realizado en los Estados Unidos — hallaron que el timerosal de las vacunas no produjo problemas del desarrollo ni trastornos psicológicos. Y cuando se dejó de usar el timerosal en las vacunas no se redujo la incidencia del TDA ni del TDAH. Por eso, actualmente no hay motivos para creer que las vacunas causen trastornos por déficit de atención.
https://espanol.babycenter.com/x4500076/las-vacunas-aumentan-el-d%C3%A9ficit-de-atenci%C3%B3n-o-hiperactividad#ixzz4eNnvsFoS

¿Hay riesgos o beneficios en retrasar las vacunas?




Tu niño parece tan pequeñito e indefenso que puede resultarte difícil ver que le pongan tantas inyecciones. Muchos papás se preguntan si sus niños pequeños no estarían mejor preparados para hacer frente a las vacunas y sus posibles efectos secundarios, cuando sean un poquito más grandes y tengan sus sistemas inmunitarios más desarrollados.


En realidad, no hay prueba alguna de que los niños sean menos propensos a tener una reacción a una vacuna por ser más grandes. Además, los niños menores de 2 años tienen un riesgo más elevado, que los niños más grandes, de contraer algunas de estas enfermedades y presentan mayores probabilidades de tener complicaciones graves en caso de infectarse.



Investigaciones recientes, efectuadas en la Universidad de Louisville, en Kentucky, concluyeron que los bebés que reciben múltiples vacunas no son más propensos a presentar autismo o bien, un retraso en el desarrollo, que aquellos pequeños que sólo recibieron unas cuantas vacunas durante su primer año de vida. De hecho, ningún estudio ha demostrado hasta el momento, que las vacunas tengan algún efecto secundario vinculado con el desarrollo de los niños.

Los investigadores ya han comparado el riesgo para los niños chiquitos de tener una reacción con el riesgo de que contraigan una de estas graves enfermedades, y la conclusión es que los beneficios superan ampliamente a los riesgos. Por ejemplo, cuando tu niño recibe la triple bacteriana o DTaP (contra la difteria, el tétanos y la tos ferina o pertussis acelular), tiene aproximadamente una probabilidad del 15 por ciento de manifestar efectos secundarios tales como fiebre o irritabilidad, por uno o dos días.

Si decides esperar hasta que sea un poco más grande, seguirá teniendo el mismo riesgo de manifestar una reacción, pero mientras tanto podría quedar expuesto a la tos ferina a una edad en la cual el niño es mucho más vulnerable.

La incidencia de la tos ferina está en aumento, y se ha incrementado 10 veces en los últimos años. Los niños más pequeños son más vulnerables a sus efectos. Miles de niños ingresan a los hospitales debido a esta enfermedad cada año y algunos incluso mueren (por lo general los pacientes más jóvenes). Es por eso que la Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que los bebés reciban su primera vacuna DTaP a la edad de 2 meses.

La vacuna contra Hib (haemophilus influenzae tipo B) protege a los bebés de la meningitis bacteriana, la cual puede derivar en sordera, retraso mental o incluso la muerte. Cuando comencé mis prácticas, veía aproximadamente un caso por mes de meningitis bacteriana, y actualmente es bastante raro que vea algún caso, gracias a la vacuna contra Hib.

Otras vacunas que protegen contra enfermedades infantiles comunes, y a veces muy graves, incluyen la vacuna neumocócica conjugada (PCV) y la vacuna triple vírica contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR).

Algunas personas prefieren retrasar ciertas vacunas, como la de la varicela y la hepatitis A. Si estás convencida de que quieres postergar algunas vacunas, consúltale a tu médico acerca de cuáles podrías retrasar por algunos meses o por más tiempo, sin que ello represente un riesgo para tu pequeño.

Sé que es difícil ver que a tu niño le pongan tantas vacunas. Sin embargo, vale la pena. Sería peor que lo hospitalicen debido a que padece tos ferina o meningitis.

https://espanol.babycenter.com/x4500103/hay-riesgos-o-beneficios-en-retrasar-las-vacunas#ixzz4eNlhDZfZ

¿Las vacunas realmente funcionan?


Ninguna vacuna garantiza inmunidad para todos los individuos que la reciben. Por razones que no entendemos, algunas personas que se vacunan no se inmunizan y permanecen vulnerables a la enfermedad. Y algunas personas pierden su inmunidad a lo largo del tiempo, especialmente si no reciben las inyecciones de refuerzo recomendadas. 



Es verdad que la mayoría de las personas que contraen una enfermedad para la que hay una vacuna (como el sarampión) habían sido vacunadas contra esa condición. Pero eso no quiere decir que las vacunas no funcionen. Solo significa que no son perfectas. 




En el caso poco común de un brote epidémico, se enfermará un cierto número de personas vacunadas. Y debido a que en Estados Unidos hay muchas más personas vacunadas que no vacunadas, es muy posible que las personas inmunizadas que se enfermen superen en número a las personas que no estén inmunizadas. 





Para poder entender cómo funciona este proceso, imaginemos que el sarampión afecta a una escuela de 1,000 estudiantes. De 995 estudiantes que están vacunados, diez se infectan, y también contraen la enfermedad los otros cinco niños de la escuela que no estaban vacunados. 



De modo que, aunque sean más los estudiantes vacunados que contrajeron el sarampión, las posibilidades de contraer la enfermedad fueron mucho más bajas para los individuos que recibieron la vacuna (aproximadamente 1 por ciento) que para quienes no la recibieron (100 por ciento). 





No obstante, la vacunación ofrece la mejor protección posible contra las enfermedades infecciosas

Un estudio publicado en julio de 1999 en el Journal of the American Medical Association, halló que durante un brote de sarampión, las personas no vacunadas tenían 35 veces más posibilidades de contraer el sarampión que las personas vacunadas. Desde entonces, varios estudios han confirmado esos resultados. 




Además, ten en cuenta que las personas que contraen alguna enfermedad y que habían recibido previamente la vacuna contra esta, experimentarán una forma más leve de dicha enfermedad. 

¿Qué hago para que mi bebé sufra menos con las inyecciones?





Llama al médico antes de la visita en la cual tu bebé o niño pequeño recibirá la inyección y pregúntale si puedes darle una dosis de paracetamol (o acetaminofén) por adelantado para tratar de reducir al mínimo el dolor de la inyección. Si con esto no consigues el resultado que esperas, pregúntale si puedes administrarle paracetamol en el consultorio o en cuanto llegues a tu casa.




Si estás alimentando a tu bebé con leche materna, es buena idea darle el pecho mientras esté recibiendo las inyecciones o inmediatamente después para que se tranquilice. El amamantamiento es un poderoso calmante, porque combina la demostración de cariño, el contacto piel con piel, la succión y el sabor dulce de la leche, que es un antídoto tranquilizante frente al susto y el dolor de la aguja.








Si no tienes la alternativa de amamantarlo, intenta distraerlo tan pronto terminen de ponerle las inyecciones, acunándolo, hablándole o cantándole, o incluso bailando con él alrededor de la habitación. Llamar su atención con un juguete que lo divierta no estaría de más.

En mi consultorio, aconsejamos que los padres programen las vacunas con mucho cuidado. Si tu niño llegase a tener una reacción, sería conveniente que esté cerca de tu casa, donde pueda recibir la atención que necesite: ten esto en cuenta para cuando organices un viaje y planees fiestas de cumpleaños y otras actividades.

A la mayoría de los niños que manifiestan una reacción les ocurre durante la noche del día en que recibieron las inyecciones. La vacuna triple vírica (o MMR por sus siglas en inglés), no obstante, puede desencadenar fiebre o una erupción cutánea entre siete y 10 días después de la inyección, y algunos niños se sentirán un poco enfermos por uno o dos días.

Si estás decidida a hacer lo posible por reducir las molestias de tu niño, puedes consultarle al médico acerca de una crema llamada EMLA. Ésta es un anestésico de aplicación local que se coloca aproximadamente una hora antes de que se le administre la inyección.

Necesitarás una receta médica para poder comprar esta crema y la indicación de la hora aproximada de aplicación de la inyección o inyecciones para poder prever el momento en que se la debes de poner.

Varios estudios demuestran que la crema EMLA es eficaz en minimizar el dolor, tanto durante el momento de la inyección como después. (En mi consultorio, habitualmente no solemos usar estos productos porque no nos consta que ayuden mucho).

También puedes consultarle al médico acerca de las vacunas combinadas, las cuales pueden reducir el número total de inyecciones que reciba tu niño. Una de ellas, conocida con el nombre de Pentacel combina las vacunas que inmunizan frente a la difteria, el tétanos y la tos ferina o pertussis acelular (triple bacteriana o DTaP), la hepatitis B y la poliomielitis, de modo que tu niño recibirá una inyección en lugar de las tres habituales.
https://espanol.babycenter.com/x4500091/qu%C3%A9-hago-para-que-mi-beb%C3%A9-sufra-menos-con-las-inyecciones#ixzz4eNfhbTHR

CALENDARIO DE VACUNACION DEL 2017





Si tu hijo se ha atrasado en el calendario de vacunación, pregunta a su médico sobre un esquema para ponerse al día.


A continuación está la lista de las vacunas recomendadas. Haz clic en los enlaces para aprender más acerca de cómo cada vacuna protege a tu hijo. 





DTaP: Para protegerlo contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (pertussis). Se deberá administrar: 



A los 2 meses 
A los 4 meses 
A los 6 meses 
Entre los 15 y 18 meses 
Entre los 4 y 6 años 
Además, un refuerzo (Tdap) a los 11 o 12 años



Hepatitis A: Para protegerlo contra la Hepatitis A, una enfermedad que afecta al hígado. Se deberá administrar: 



Primera dosis: entre los 12 y 23 meses 
Segunda dosis: de 6 a 18 meses después 


Hepatitis B: Para protegerlo contra la Hepatitis B, una enfermedad que puede afectar al hígado. Se deberá administrar: 



Al nacer 
Entre el primero y segundo mes de vida 
Entre los 6 y 18 meses 


Hib: Para protegerlo contra la Haemophilus Influenzae tipo B, que puede derivar en meningitis, neumonía y epiglotitis (un bloqueo de la garganta). Se deberá administrar: 




A los 2 meses 
A los 4 meses 
A los 6 meses (si es necesario, dependiendo de la marca de la vacuna que recibió a los 2 y 4 meses) 
Entre los 12 y 15 meses 


VPH (virus del papiloma humano): Para proteger contra el virus del papiloma humano, que es la enfermedad de transmisión sexual más común en los Estados Unidos y una de las causas de las verrugas genitales y del cáncer cervical, anal y de garganta. Se deberán administrar: 



Dos dosis, para las niñas y niños de 11 y 12 años (aunque se puede recibir la vacuna en cualquier momento entre los 9 y 14 y medio años de edad) 
Tres dosis, para las niñas y niños que no recibieron la serie completa de vacunas antes de los 15 años, o que comenzaron a recibirla después de los 15 años 


Influenza (gripe): Para proteger contra la gripe estacional. Se deberá administrar: 



Una dosis para la mayoría de los niños a partir de los 6 meses de vida (cada año en el otoño o empezando el invierno). 
Dos dosis para niños de 6 meses a 8 años que estén recibiendo la vacuna de la influenza por primera vez (o que solo hayan recibido una dosis de la vacuna anteriormente) con por lo menos 28 días de separación entre cada dosis. 


Antimeningocócica: Para proteger contra la enfermedad meningocócica, que era la principal causa de meningitis bacteriana infantil en los Estados Unidos, antes de que se aprobara esta vacuna. Se deberá administrar: 




Entre los 11 y 12 años 
Una dosis de refuerzo a los 16 años 


MMR (triple vírica): Para protegerlo contra el sarampión, las paperas y la rubéola. Se deberá administrar: 



Entre los 12 y 15 meses 
Entre los 4 y 6 años 


Antineumocócica (PCV): Para protegerlo contra la enfermedad neumocócica, que puede derivar en meningitis, neumonía e infección de oído. Se deberá administrar: 



A los 2 meses 
A los 4 meses 
A los 6 meses 
Entre los 12 y 15 meses 


Poliomielitis (IPV): Para protegerlo contra la poliomielitis. Se deberá administrar: 



A los 2 meses 
A los 4 meses 
Entre los 6 y 18 meses 
Entre los 4 y 6 años 


Rotavirus: Para proteger contra el rotavirus, que causa diarrea, vómitos, fiebre y deshidratación severos (se da oralmente, no en inyección). Se deberá administrar: 


A los 2 meses 
A los 4 meses 
A los 6 meses (si tu hijo recibe la vacuna Rotarix a los 2 y los 4 meses, no necesitará esta inyección de los 6 meses) 


Varicela: Para protegerlo contra la varicela. Se deberá administrar: 



Entre los 12 y 15 meses 
Entre los 4 y 6 años 



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